Aquellos maravillosos años… los 90
Cuando se estrenó la película Pretty Woman en el año 1990, todas las chicas de mi generación soñamos con ser Vivian para con encontrar un galán maravilloso, encantador, inteligente (y rico) que nos hiciese cumplir nuestros sueños. Richard Gere era el prototipo de hombre maravilla que todas imaginábamos a nuestro lado. Por supuesto, yo estaba convencida de que me estaba esperando en algún lugar y que solo debía encontrarlo.
Así empezaron los 90. Con un sueño ideal que nos hizo convencernos de que si ella había conseguido el cuento de hadas, nosotras también podíamos hacerlo. Pero lo cierto es que durante esa década, hubo muchas más cosas que –vistas con la perspectiva del tiempo- nos hacen mirar atrás con nostalgia y simpatía pero con el convencimiento de que , a veces, cualquier tiempo pasado fue peor.
Veo mis fotografías y descubro que fue entonces cuando tuve mis primeros zapatos de plástico. Unos con suela de goma, rudos y bastos, que me compré en una tienda de Barcelona. A pesar de la apariencia eran lo más urbanita y chic que podías encontrar. Aunque siempre he ido un poco a mi aire en cuestiones de tendencias, yo soñaba con tener un chándal de tactel que afortunadamente nunca tuve el valor de comprarme. ES cierto que intenté encontrar uno que me sentara bien, pero aquella tela que se arrugaba y hacía bolsas alrededor de las caderas , combinada con aquella sudadera abierta por delante con goma apretada en el culo, me hacía parecer un muñeco Michelin de colorines. ¡Lo que hubiese dado entonces por uno que me sentara bien! Decidí que era mejor seguir envuelta en mi camisa de cuadros tipo leñador.
En los años 90 surgieron las Top model: Claudia Schiffer, Naomi Campbell o Cindy Crawford – que además era la novia del hombre del momento- eran la referencia de todas las chicas. Ellas vestían minifaldas imposibles de colores brillantes. Usaban pantalones iridiscentes, recorrían las pasarelas subidas en tacones de la altura de un andamio y siempre estaban divinas. Claro, para el resto de las mortales que estábamos lejos de la talla 0, encontrar algo medio parecido en Tendencias de moda tienda de ropa de moda curvy y ropa en tallas grandes de nuestra ciudad era misión imposible. Si además eras, como yo, una talla grande (46 entonces), directamente te convertías en parte del grupo de parias que desafiaban al mundo con un cuerpo no apto para el momento. A veces no era fácil entrar en Zara –que empezaba a despegar- y descubrir que absolutamente nada de lo que estaba colgado en las perchas te entraba… muchas veces salí de allí desolada llorando. No fue hasta mucho más adelante cuando entendí que mi valor personal empezaba por mi autoestima…
En un tiempo en que no existía internet, nuestro referente de aprendizaje eran las revistas. Las lectoras de Super pop descubrimos que existía un mundo que tomaba como punto de partida siempre el aspecto físico, porque no recuerdo a lo largo de los años, una sola vez en que alguien alejado del estereotipo del momento saliese en una portada. Fue nuestro crecimiento personal quien nos hizo evolucionar hacia el empoderamiento actual. No pararnos ante los muros impuestos por los publicistas. Luchar cada día por lo que aún no sabíamos que nos merecíamos.
Visto ahora, me alegra haber vivido aquella etapa; de todo se aprende. Pero no puedo menos que pensar en lo mucho de todo aquello que no se ha cumplido, ni falta que hace, porque he descubierto un mundo más sabio y menos enconsertado del que yo creía perfecto entonces.
Ah, por cierto, el hombre con el que soñaba… sí lo encontré.